Edgar Humberto Paredes Ornelas
Soy el hijo de una familia sin muertos, pensé mientras mis compañeros contaban sus historias de infancia. Entonces recordé intensamente a Claudia, pero no quería o no me atrevía a contar su historia. No era mía. Sabía poco, pero al menos sabía eso: que nadie habla por los demás. Que aunque queramos contar historias ajenas terminamos siempre contando la historia propia.
Lo anterior es momento cumbre de una novela en la que Alejandro Zambra no sólo hace recuento turbio de la dictadura de Pinochet, sino que también configura como protagonista a un joven escritor que, a partir del recuerdo de su infancia enmarcada en dicho contexto, emprende la búsqueda de su identidad. La relación de este personaje con sus padres, partidarios cabizbajos del régimen, así como los encuentros y desencuentros con Claudia, su inestable confidente, marcan la pauta para la conformación de su rompecabezas de vida, compuesto por heridas abiertas y episodios imprecisos que buscan encajar unos con otros para dar respuesta al sinfín de preguntas con que ha crecido. Mediante algunas alternancias temporales entre la infancia y madurez de dicho personaje, es decir, entre los años ochenta y elección de Sebastián Piñera como presidente en 2009, la presente obra fluye a través de la constante mirada hacia el origen propio, a ese sitio primitivo en donde la familia, los amigos y la hostilidad político-social llevaron al también narrador a colocarse sobre un cúmulo de incertidumbres. Al final de cuentas, la memoria es, en este caso, una forma de volver a casa.
Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) es catalogado como uno de los escritores hispanohablantes más notables de los últimos años. A pesar de haber comenzado su carrera literaria en el terreno de la poesía, también ha cultivado la narrativa de forma exitosa, con una basta poética de la introspección por medio del recuerdo y de la actitud reflexiva ante el proceso de creación. Así, en Formas de volver a casa, Zambra medita constantemente sobre el trabajo dicotómico de lectura-escritura, concepto fundamental para el desarrollo de dicha historia. Al ser cuestionado sobre este tema en entrevista con el diario El País (2011), habló sobre sus perspectivas:
Mientras escribía Formas de volver a casa pensé mucho en eso. ¿Escribir nos protege o nos desnuda? Pensé en esa imagen hermosa de alguien leyendo, cubriéndose la cara, protegiendo su identidad. Y en la imagen también bella de esa misma persona con el cuaderno y un lápiz, mostrando la cara. No son cosas resueltas, para mí.
En dicha novela, efectivamente, el chileno intenta dar la cara con la intimidad de su escritura. No es difícil advertir la profunda correspondencia entre el autor y el narrador de Formas de volver a casa, y precisamente por ello hay una constante resonancia de la visión del santiagueño en el personaje de la historia, no solamente en su calidad de escritor, sino también en su papel de inocente espectador de la dictadura pinochetista.
Por supuesto, hay que hablar del estilo de escritura del chileno. Estamos ante una prosa de corte sencillo, que no simplón. Zambra logra desenvolver un relato justo de lo cotidiano, con una carga de severidad que califica de suficiente en los puntos álgidos, aunque simultáneamente llegue a ser de tono despreocupado. El eje de esta fluidez, sin embargo, está en la primacía del Yo y de su debida introspección en tanto ser social y creador. No es de extrañar que sus anteriores novelas, Bonsái (2006) y La vida privada de los árboles (2007), hayan sido mencionadas por Álvaro Enrigue (2007) como autorreferenciales, debido a que sus protagonistas encarnan abiertamente episodios trémulos en la vida de un escritor. Debe ser por esta identificación que Zambra acepta sin complicaciones la naturalidad de su escritura:
No sé si me cuesta o no escribir. A veces se me da con facilidad y creo que soy muy feliz escribiendo. Pero hay mañanas menos buenas (y noches, sobre todo). Lo de escribir páginas no es un reto. Nunca pienso en cuán largo o corto va a salir un libro. En verdad nunca pienso en nada que limite el proceso de creación.
Para quien escribe estas líneas, Formas de volver a casa ha sido una experiencia de lectura en primera instancia incompleta, debido a la natural falta de identificación con el periodo histórico referido, pero a la vez suficientemente estimulante en el reconocimiento de la búsqueda o reconstrucción de una identidad. El buen escritor envuelve, involucra al lector en ese sitio que aparentemente no le tocaba más que contemplar. En este sentido, Alejandro Zambra nos lleva de la mano a través de un “buscaminas” de la memoria, en donde existe un reencuentro constante con el origen propio. Así, el lector de esta novela no necesitará haber crecido en las garras dictatoriales para saber cuán complejo puede ser mirar atrás, reconocerse a su manera y, por fin, volver a casa.
REFERENCIAS
Enrigue, A. (2007, diciembre 31). La vida privada de los árboles y Bonsái, de Alejandro Zambra. Letras Libres. Recuperado de https://www.letraslibres.com/mexico/libros/la-vida-privada-los-arboles-y-bonsai-alejandro-zambra
Entrevista con Alejandro Zambra (2011, julio 13). El País. Recuperado de https://elpais.com/cultura/2011/07/13/actualidad/1310572800_1310581036.html
Foto de Annie Spratt en Unsplash
Semblanza:
Edgar Humberto Paredes Ornelas (Autlán de Navarro, Jalisco, 1996) es estudiante de Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad Veracruzana. Ha publicado poesía en la revista Metáforas al Aire. Es miembro del comité editorial de Pérgola de Humo.
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