Karla Camacho Linaldi*
Querida Lucy,
A ti no te puedo mentir. Te escribo para confesarte que he vuelto a soñar con él, después de todo el tiempo que ha pasado, he vuelto a quedarme dormida pensándole y te pido que me perdones por ello, porque me ha ganado la idea (y las ganas también), de verle, aunque sólo fuese en sueños.
¡Y lo he logrado, Lucy!
Lo he logrado y me arrepiento. Me arrepiento de haberle abierto la puerta de mis sueños, ahora veo cuánta razón tenías en tu última carta, porque ahora no deja de pasearse por mis pensamientos, tanto, que siento que he vuelto al principio, a ese dolor de haberle visto cruzar la puerta para dejarme y no volver.
He llegado a pensar que me estoy volviendo una loca, querida Lucy,
¿será así?
Y es que imagino, que cuando él se va a la cama por las noches, en los brazos de otra mujer, es ahí cuando yo me despierto presa del insomnio; seguramente porque aún estamos conectados, ¿No es así, Lucy?
Dime qué es así.
Yo te juro que he seguido todos tus consejos al pie de la letra, pero ya nada parece funcionar: si bien ya no le pienso durante el día y pongo atención en mi arreglo personal, aunque me vaya a dormir temprano, ya da lo mismo, igual le pienso por las noches, entre el silencio de mi habitación y el poco confort de la cama.
Su fantasma ha vuelto, Lucy.
¡Ha vuelto!
Vuelve cuando le he olvidado, un poquito más con el paso de los días, y es que algo de mí siempre necesita de él por más que yo lo niegue. Ya no sé si es él alimentándose de mí, o si soy yo la que no encuentra alimento que me llene tanto o más que su recuerdo. Estoy tan segura de que su presencia ha regresado a casa; que algunas veces lo llamo y contesta. Otras, no se aparece por aquí por más que yo lo intente, así que sólo sigo con mi día: con la tienda, la casa, los niños, con todo lo que tú me has dicho.
Anoche, me recosté sobre la cama y cerré los ojos, pasaron algunos minutos y me pareció que al fin pude conciliar el sueño,
pero no fue así
sólo he conseguido abrirle la puerta a su fantasma, que termina por colarse en la misma pesadilla de todas las noches. Él,
Él
ahí parado junto a la orilla de la cama, mirándome con esos ojos color miel en los que tanto disfrutaba perderme. Su cabello revuelto, su figura fuerte, más robusta, ahora me parece escalofriante y me hace pensar lo peor. Lleva una playera blanca, poco blanca,
seguro se la regalé yo
¿Por qué sólo se queda ahí, Lucy? ¿Qué quiere?
¿Qué quieres?
Cierro los ojos para dejar de mirarlo mirarme, y no funciona. Aún lo veo a través del cansancio de mis párpados, lo veo caminar hacia mí con los puños firmes y yo ya no quiero; ya no quiero aunque aún lo quiero, Lucy.
Intenté levantarme de la cama y no podía moverme, ¿Recuerdas cómo la abuela nos contaba esas pesadillas que la hacían sentir que se le había subido un muerto al cuerpo? Pues es eso lo que yo sentí, Lucy.
Es lo que yo sentí
Eran como hormigas subiéndome por las piernas y caminando hasta mi cabeza. Me cubrían toda dejándome intempestiva, inconsciente,
¡Y sin poder moverme!
sólo mirándolo mirarme.
¡Y sin poder abrazarle!
¡Y es que me muero de ganas, Lucy! Me muero de ganas. Qué ganas de decirle que le he extrañado y decirle que... que a veces sueño con él aun estando despierta,
¡Aun estando despierta!
¿Te lo imaginas, Lucy? Yo caminando por la avenida principal como todos los días a la misma hora. La luz roja del semáforo se ha puesto a mi favor, tengo que cruzar la calle, pero otra vez aquel ciclista se detiene a mi lado y yo lo miré esta vez, Lucy. Lo miré porque son tan parecidos, yo estaba tan segura de que era él; eran sus brazos, su cabello revuelto y su figura fuerte, más robusta.
Sentí por fin, que después de tanto tiempo, y todo porque la luz roja del semáforo se había puesto a mi favor, lo tenía tan cerca,
de nuevo cerca.
Yo debí avanzar, Lucy. Debí cruzar la calle y seguir con mi camino. Ocuparme de mi vida, la tienda, la casa, los niños, todo lo que tú me has dicho.
¡Y es que tú lo has dicho!
No pude. No lo hice, y otra vez ese hormigueo subiéndome por las piernas, caminando hasta mi cabeza cubriéndome toda. Yo estaba de pie, Lucy, estaba despierta. No podía moverme, no podía hablarle o abrazarle, y me moría de ganas.
¡Me moría de ganas!
Qué ganas de gritarle que lo he extrañado. Me consumió la idea de quitarle la armadura de poliestireno que le cubría el rostro y de darle un beso, Lucy
¡Darle un beso!
Darle un beso a un extraño, ¿te lo imaginas? Y es que a él yo le he dado un beso la primera vez que nos vimos, cuando éramos unos extraños, ¡Pero no me importó!
¡Y a él tampoco!
No me hubiera importado quitarme la ropa en el semáforo, dejarlo arrancarme con los dientes el sostén y entregarme a él ahí en la tierra fría como lo hice la primera vez, pero si tan sólo pudiera estar segura de que me recibirá en sus brazos, abiertos, a flor de piel como mis jodidos sentimientos. Lo veo diciéndome que nunca debió irse, que nunca debió dejarme porque yo fui la única mujer en su vida, ¡porque sí lo fui!
¡Porque lo soy!
¿Verdad que lo soy, Lucy?
¿Verdad que sí?
Pero no lo hice. Nada de eso, claro que no, no podía moverme.
¿Ahora me entiendes?
¡Ay, Lucy! Cuando ha cambiado la luz del semáforo,
a su favor
el ciclista se ha ido y yo me quedé ahí. No pude cruzar la calle. ¿Por qué no pude, querida Lucy?
Te escribo porque tú siempre sabes que decir, y yo necesito respuestas.
Con cariño siempre,
-Rocío.
Karla Camacho Linaldi (Cosamaloapan, Veracruz, 4 de noviembre de 1997). Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas, Universidad Veracruzana. Practicante de teatro y dramaturgia. Exintegrante de la compañía xalapeña de artes “Akana” (2018-2019). Participó en el II Congreso Internacional de Estudios de Género y Teoría Queer (2018) con el grupo teatral “Somos Colectivo” de la Facultad de Letras Española UV. Dirigió la adaptación teatral “El alma de la casa” en el Día de las Humanidades UV (2019). Géneros de interés: narrativa ensayo, dramaturgia. Publicó algunos textos de su autoría para las revistas digitales Plumas Progresistas y Fuimos Peces (2018-2019).
Facebook: KarlaLinaldi
Instagram: @Karlalinaldi
Twitter: @_Karlalinaldi
Correo: karlacamacho2a11@hotmail.com
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