Isabel Daniel
Una semilla
Al abuelo le gustaba enseñarme la palma de su mano y decir: Cuando te conocí por primera vez cabías aquí, a lo largo. Te llevaba en mi bolsillo, a veces. No lo recuerdas porque, ya ves, eras pequeña.
Me imaginaba entonces como una semilla de cacao: palidilla y cruda; infinitamente tierna, como todo lo minúsculo.
Y aunque quería creerle, no lo hacía. Qué imagen tan absurda, pensaba, así que le fruncía el ceño. Él se reía y juraba decir la absoluta verdad.
Luego, te conocí a ti, Febo, cachorro, cabías en la palma de mi mano. Ahora yo te cargaba en mi bolsillo y en el hueco entre mis clavículas. Olías a leche y croquetas.
Habías sido el más pequeño de la camada. Eras una matita de pelo rubio pajizo. Y dabas tus primeros ladridos, agudos, atravesando la naturaleza del aire, acomodándose a ella, reacomodándola.
Mi amor así te dibuja todavía, como una semilla que riego con afecto.
Cierto o no que cupieras en una palma, cupiste en la mía y reposaste allí.
Bonifacio Contreras Tovar
Variaciones sobre un fantasma
I
Un fantasma es un nombre
con materia emocional, es decir
inasible.
Un nombre que atraviesa la intimidad
como un ciego cruzando una habitación conocida.
También es una ausencia enmascarada,
una malformación de los sentidos
que presienten lo que no está ahí,
ya sea por costumbre o por defecto.
II
Un fantasma es un espacio vacío
en un puzzle que terminará abandonado.
Una enervante mancha de aceite en el techo,
que brotó fuera del borde de lo hasta entonces visible.
Es una insinuación hecha por su cuenta.
III
Un fantasma es una lámina superpuesta a la realidad,
está de otra forma, estando no estando.
Es aquello que se cuela en el invierno
por una rendija o por una ventana sin pestillo;
o lo que desliza en la conversación o en el pensamiento,
interrumpiendo involuntariamente
o desde la voluntad propia.
IV
Un fantasma es un camino
que se toma sin sospecha;
un camino que se transforma mientras se recorre.
V
Un fantasma es un pasado inconcreto
en la lengua que se desenrrolla con soltura
con las trazas de un déjà vu,
trastocando el segundo hasta que se esfuma,
dejando una residual acidez dulcísima.
Isabel Daniel (Cárdenas, Tabasco, 1998). Ensayista y traductora. Egresada de la Facultad de Letras Españolas de la Universidad Veracruzana. Entre sus traducciones se destaca La luz es un efecto óptico. Antología de poemas 2003-2022 de Nadia Contreras (edición bilingüe). Es corresponsable del cuidado de la edición del número 2 del suplemento Corre, lee y dile de la Editorial Veracruzana.
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