Alicia Mejía
El tiempo, como un cuerpo se desgrana, adquiere rutas imprevistas,
caminantes y viajeros intercalados en sus sueños,
en algún lugar se quejaron las bóvedas de los cielos
y seguí creciendo, rompiendo el engranaje imperfecto
aleando mi esencia al boceto del universo
Antes tuve la suerte de inundar bosques, quedarme acunada,
disfrutar del silencio que se derrama en cada copa de abeto
todavía mis células responden cuando el trino de un gigante
hace alas caoba que llueven a la tierra
Antes cuando era infante plasma del sol
en mis serpientes cabían barcos y fuentes de prana
regocijaba fuegos quebrados a falta de devotos,
singlados monzones adornaban mi mano
acariciándola en la nívea caracola de su lentitud
Antes los pájaros rebosaban y peleaban en mis células
veían con los espejos de mi tristeza abrir sus plumajes
que siempre terminaban prometidos al pie de la gravedad
giraban en ofrenda para hacer livianos sus pensamientos
y unirse al aire cual decantaciones de colores sin hogar
El tiempo quiso pintarse otro, parecer un horizonte curvado
una lágrima de joya adornando la longitud del ecuador
anillar y repensarse, aniquilar lo que fue
haciéndose un fruto de la fina especia de hojarasca
La suerte se rasgó, dejé en las plantas mis hazañas
se acabaron las revelaciones del espíritu en los vellos de mi piel quemada
me recogí hacia los fetos improbables de las lunas
raspé las sombras de las aves y me dirigí
al último calor que podría incinerar los malos presagios
Las grietas y antiguas moradas reinventaron esferas importantes
rotaciones deformes, rutas de la nada infinita
rociando el polvo de mónadas sobre la espalda
hornos y fraguas se apagaron en el lamento de su copulación.
Se multiplicaron las diminutas condiciones de las palabras
y adquirieron idiomas variados e incompletos
en constante búsqueda de un sonido primordial
Anticipando la humedad de fluidos ajenos
me espanté de los ríos subterráneos
con cada atardecer el cúmulo de mi existencia
padeció la corriente helada del sopor,
en toda la extensión del círculo arrecié mi ausencia
dejando sólo el cascarón ínfimo de la mirada transparente.
Ilustración: Irina Tall
Alicia Mejía Alba (1992). Licenciada en Historia. Ha publicado en revistas electrónicas como El ojo de Uk, Sirena Varada, De la tripa y Universo de Letras. Ha participado en las antologías Verso libre. Poesía Actual Texcocana (2019), Versar, Texcoco (Ave Azul, 2020), Renacer en primavera (Ediciones Afrodita, 2021) y Como hermanos (Ediciones Afrodita, 2022) y el autopublicado poemario Espíritu del sol (2023).
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