Antonio Zamudio Ramírez
El pasado tres de junio amaneció como todos los días últimamente, hizo tanto calor como el resto de la semana, estuve todo el día en mi casa como casi todos los días de esta cuarentena infinita, desayuné, comí y cené a la hora de siempre, tuve el insomnio de siempre…
Pero fue especial para mí porque ese día, por la tarde, sentado frente a mi computadora iba a dar un clic con el desgastado botón izquierdo del ratón, mismo que presionaría, a su vez, la instrucción de “enviar” a ese correo que representaba el fin de mis estudios universitarios.
También para los aficionados a la astrología fue un día importante, conocido como Venus star point, que no es más que una parte destacable en el ciclo del planeta vecino, ya que se alinea con la Tierra y el Sol. El ciclo de Venus se divide en dos: cuando es la estrella de la mañana y cuando es la estrella de la tarde. En fin, Venus star point en géminis como estrella de la mañana culmina con un ciclo de cuatro años desde la última vez que estuvo en el mismo signo, pero como estrella de la tarde; a la vez que termina con un ciclo más grande todavía, de ocho años, desde que estuvo en las mismas condiciones que el tres de junio pasado (We Mystic, 2020).
Pero también fue un día importante para la antigua cultura maya que sigue en pleno apogeo en algún punto del pasado. Eso que recientemente llaman con un nombre mamalón en inglés no es otra cosa que un ciclo del gran Kukulkán. Así es, los mayas descifraron perfectamente las fases del planeta Venus, que asociaban con dicho dios desde hace muchísimos años (Carrasco y Carramiñana, 1996).
Ese día me desperté tarde….
Fue un día importante para Kukulkán y para mí, yo, después de cuatro años, terminaba mi carrera; él volvía al punto de su ciclo matutino que coincide con el comienzo de lo que yo creí sería mi vida universitaria, en 2012, cuando empecé a estudiar música de manera profesional.
Di una última revisada al trabajo final: un libro diseñado y maquetado en equipo por mi novia, Paty, y por mí, para la materia de Trabajo Editorial y de Imprenta, casualmente, era un libro sobre cuentos del espacio exterior. Todo estaba bien…
Cuatro años más tarde, cuando el dios maya estaba en el mismo punto, pero invertido, estrella de la tarde, las cosas cambiaron, casualmente. Para mí, representó un cambio de carrera, abandoné, no sin dolor, mi primer mundo para sumergirme en la lengua y la literatura.
Paty también dio el visto bueno final, así que sólo quedaba mandarlo…
Cuatro años después, lo que duró mi carrera, nos encontramos de nuevo, esta vez con más precisión, no en la misma etapa, no en el mismo mes, ni en el mismo ciclo venusiano, sino en el mismo día. Volvió para que termináramos juntos lo que habíamos empezado al mismo tiempo.
Temía que pasara desapercibido ese final, que mandara el correo y no sintiera nada, no pensara nada, ni un suspiro, ni un recuerdo, pero en vez de eso me llegaron estas reflexiones aleatorias y alocadas a la mente. No soy creyente de la astrología, pero me pareció una coincidencia cuando menos divertida.
En estos últimos ocho años nada ha sido como lo planeé, pero no me ha ido mal. Aunque tiene su tristeza y su patetismo terminar algo tan importante de manera virtual, me sentí satisfecho, miré al cielo, ahí donde los planetas giran ignorando la insignificancia de mi día a día (tal vez influyendo en él); ahí donde se ambientan los cuentos de mi trabajo final; ahí donde, aunque ya invisible por la hora, Venus cumple otro ciclo en su larguísima vida. Pero qué cursi. Puse La noche de los mayas para darle un soundtrack más épico al asunto, sonreí. Apreté el botón de enviar.
Hasta la próxima, Kukulkán.
Referencias
Carrasco, E. y Carramiñana, A. (1996). Venus y los ciclos de Kukulcán. Recuperado de https://www.inaoep.mx/~rincon/venus2.html#:~:text=Venus%20es%20tambi%C3%A9n%20Ahzab%20Kab,que%20despierta%20a%20la%20Tierra.&text=Pero%20era%20en%20la%20obsesi%C3%B3n,365%20d%C3%ADas%20%3D%202920%20d%C3%ADas).
We Mystic. (2020). Venus Star Point 2020. Recuperado de https://www.wemystic.com/es/venus-star-point/
Semblanza del autor
Antonio Zamudio Ramírez es egresado de la carrera de Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán. En 2018 ganó el concurso M68: Tinta de la memoria en la categoría de dramaturgia, ha presentado creaciones literarias en las Jornadas académicas de La Ciencia Ficción y lo Fantástico en el Cine y la Literatura en las ediciones de 2018 y 2019 y en la Noche de las estrellas, organizada por la UNAM en la edición del 2019, aparece en la antología M68: Tinta de la Memoria, editado por la UNAM (2019).
Imagen: Irving antonio on Unsplash
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